Auto: Rebeca Dallal Fratz

A los seres humanos nos gusta medir y organizar el tiempo; nos ayuda a entender algo abstracto. Para hacer concreto algo abstracto es que asignamos medidas de tiempo (minutos, horas, días, meses, años, etc.) además de definir momentos a partir de hechos importantes (A.C. -antes de Cristo-, después de la Segunda Guerra Mundial, pasando Navidad, etc.).

¿Cuántas veces has pensado que estás pasando por una buena racha o por una mala época? ¿Has escuchado que digan que fue un buen año? ¿Alguien te ha dicho que desde “x” acontecimiento le ha ido mal?

La percepción del tiempo no es solo un concepto filosófico, sino un proceso neuronal todavía no resuelto por los científicos. Las horas pasan más rápido conforme cumplimos más años y no se sabe por qué. Los niños sienten que pasa una eternidad entre un cumpleaños y otro, o entre una Navidad y la siguiente. Sin embargo, todos sabemos que el reloj no miente y que, aunque a veces parece que pasan horas, un segundo es un segundo, un minuto es un minuto, y un año es un año, ¿cierto? Bueno, por lo menos de manera general.

Aunque una hora dura 60 minutos, no es lo mismo cómo percibimos una hora tomando el sol en la playa, que una hora esperando noticias de un familiar en el quirófano. Del mismo modo, hay meses o años que se pasan volando, y otros pareciera que duran siglos.

Nos basamos en nuestra memoria para percibir el paso del tiempo, así hacemos cuando intentamos averiguar una fecha en el pasado y recurrimos a eventos que recordamos para averiguar cuánto tiempo pasó. Hay ocasiones en las que pensamos que ha pasado poco tiempo, pero cuando tomamos como referencia un cumpleaños, celebración u otro evento destacado, nos podemos dar cuenta que ha pasado más tiempo del que creíamos… o menos, según si han sido tiempos fáciles o difíciles.

Además de medir el tiempo lo dividimos en “temporadas”: cuando estaba en la primaria, en la secundaria o en la prepa, en la universidad; antes de casarme, después de mi divorcio; cuándo trabajaba en tal lugar o cuando vivía en tal otro.

Así es como, tal y como sucede en los libros, las estaciones del año, telenovelas, las series, los torneos de futbol, los ciclos escolares, los de negocios y muchas otras cosas, los seres humanos dividimos nuestra vida en temporadas para entender mejor el paso del tiempo, organizar los acontecimientos y también, de manera muy importante, cerrar ciclos y comenzar nuevos.

¿Y tu, también divides tu vida en temporadas?

 

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