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Autor: Rebeca Dallal Fratz

Seguramente piensas que tu vida no es sencilla, sino algo tan intrincado como un nudo Gordiano. A pesar de que cada día es simplemente un hilo de hechos y datos, queremos convertirlo en un patrón fácil de entender y seguir, idealmente, sin brincos ni sobresaltos. Es a través de esa historia que hilamos que construimos nuestra identidad. Y si de pronto te das cuenta que esa “historia” no te gusta, la cambias con gran facilidad, construyendo así una nueva identidad.

Eso que hacemos con las historias personales, lo hacemos hasta con la historia mundial, modelando los detalles hasta formar una historia consistente. De pronto “comprendemos” ciertas cosas como, por ejemplo, por qué la Cortina de Hierro tenía que caer o cómo es que el Tratado de Versalles condujo a la Segunda Guerra Mundial, entre otras muchas cosas. Al decir comprender me refiero a que esos hechos no podrían entenderse en el sentido tradicional, sino que construimos el significado una vez que ya sucedieron los hechos, en retrospectiva. Esto significa que agregamos significados después, lo cual convierte a las historias en entidades dudosas porque simplificamos, distorsionamos y filtramos la realidad de aquello que no encaja en la historia que estamos armando. Y, simplemente, no podemos vivir sin esas historias. ¿Por qué? Esto es algo que no queda claro. Lo que sí está claro es que la gente comenzó por usar las historias para entender el mundo. Antes de que existiera el pensamiento científico existió la mitología, aún antes de la filosofía. Y al crear historias es inevitable generar un sesgo.

En algunas ocasiones el sesgo se usa de manera intencional para generar mayor interés, como en las noticias. Cuando en los medios tradicionales y redes sociales se informa sobre un hecho, lo que leemos o escuchamos es una historia, pongamos como ejemplo una persona que maneja su auto sobre un puente que cae justo cuando lo está cruzando. La noticia relatará a detalle sobre el protagonista, su género, su edad, de dónde es, a qué se dedica, dónde está, qué hacía ahí, que sentía al tiempo que caía, etc., además de que tengan que decir de aquellos que fueron testigos. De lo que menos se habla y menos interesa son los hechos, los datos, las causas o las consecuencias, si otros puentes corren peligro o si habría manera de evitarlo; nada de esto es lo interesante. Es decir, toda la información secundaria, las emociones y los relatos alrededor del hecho cobran prioridad ante los hechos relevantes.

Si te dijera las siguientes dos historias, cual recordarías mejor? 1- “El presidente murió, y su esposa murió”. 2- “El presidente murió, y su esposa murió de tristeza”. Seguramente la mayor parte de las personas recuerda mejor la segunda historia. La diferencia entre ambas es que la primera historia se limita a los hechos y la segunda tiene significado y sentimientos. En teoría deberíamos recordar más fácilmente la primera porque es más corta, pero nuestra mente no funciona así.

Los publicistas han aprendido a capitalizar esto, en lugar de enfocarse en los beneficios de un bien o servicio, crean toda una narrativa a su alrededor, la cual, aunque en teoría es irrelevante, resulta irresistible. Un excelente ejemplo es el anuncio de Google para el Super Bowl del 2010: haz click –> “Google Parisian Love”

Como verás, convertimos todo en historias, desde sucesos personales hasta eventos globales; el único inconveniente es que al hacer esto distorsionamos la realidad y se afecta la calidad de nuestras decisiones. De tal manera que es importante aislar los hechos para entender las cosas de manera imparcial. Si quieres comprobar cómo hilamos historias, basta con recordar algún acontecimiento importante el cual te haya tocado vivir y buscar en línea cómo lo reportaban los medios de comunicación, de darás cuenta que los eventos que hoy parecen conectados no lo estaban en ese momento.

Sucede lo mismo con nuestra vida, has muchos eventos que en el momento no parecen conectados ni tienen mucho sentido de manera aislada, pero si lo piensas en retrospectiva puedes conectar los hilos, agregar significados y sentimientos, así es cómo formas tu propia historia.

Y ya ni hablar de lo que olvidamos… pero el tema de la memoria amerita su propio espacio.

 

Política, una palabra que provoca tensión. Para algunos es un grupo de personas que trasgreden las leyes con elfin de buscar beneficio personal. Para otros, implica posibilidad, una oportunidad de lograr de manera colectiva lo que es imposible de hacer individualmente. O ambas.

La política es, de raíz, la manera en la que tomamos decisiones colectivas, es esencial para resolver problemas comunes, desde la pobreza hasta el cambio climático parando por una pandemia (como la del COVID-19), la guerra o la corrupción.

Pero la política resulta ser un arma de dos filos, a la vez que resuelve problemas, crea otros. La necesitamos, pero también la odiamos. Hemos buscado alternativas coo la tecnología o líderes morales para que resuelvan los problemas, pero sin la política lo demás resulta ser una clase de dioses falsos ya que cualquier propuesta tecnológica, cualquiera que diga que habla para y por la gente se topará con la tendencia a estar en desacuerdo, a disentir y desertar que tenemos los humanos.

De modo tal que la política es la manera que tenemos de abordar estos desacuerdos, la política es inevitable. En las elecciones hay ganadores y perdedores; gastar dinero en un mundo desigual implica que habrá quienes paguen más que otros; contar con policías o ejércitos para protegernos implica la inevitable pregunta ¿quién nos protege de ellos? Cada vez que tratemos de diminuir la política en un lugar, aparecerá en otro. De modo que si queremos que las cosas sucedan más allá de nuestro hogar, necesitamos a la política, nos guste o no.

Hay cosas que todos queremos, a pesar de nuestras diferencias. Aunque las personas parezcan polarizadas, estarán de acuerdo en algunas cosas. Y son cinco cosas -democracia, equidad, solidaridad, seguridad y prosperidad-  que están en el corazón de los retos existenciales y que, aveces, se convierten en verdaderas trampas. Para esto es que debe servir la política.

 

Democracia

Un concepto polémico, pero tomémoslo como el derecho y la labilidad del público en masa para elegir y reemplazar a sus líderes. Alrededor de la mitad de la población mundial vive actualmente en países que se consideran democráticos. Y, a pesar de que solo la mitad del mundo vive en una democracia, la ideas es atractiva para muchos más, incluyendo a aquellos atorados en países con gobiernos autoritarios. El ochenta y seis por ciento de las personas en el mundo(1) piensan que tener una democracia es ‘muy’ ó ‘bastante’ buena manera de gobernar un país.

La década pasada ha sido difícil para la democracia. La ‘tercera ola’ de transiciones democráticas que empezó a mediados de los años setenta y barrió con los regímenes comunistas a principios de la década de los noventas se agotó, o incluso revirtió, para comienzos del siglo veintiuno. El éxito de partidos populistas, los controvertidos referendums en países como Estados Unidos o el Reino Unido, así como el ataque a los principales medios de comunicación y la burocracia han enturbiado más de un gobierno democrático.

A pesar del alto nivel de aceptación de las democracias, estas se han visto sometidas a grandes presiones al presentarse casos en los cuales no parecer ser instrumento suficiente para definir nada. Asimismo se han presentado casos en los que la polarización política hace temblar a las democracias; sin embargo, la democracia subsiste, a pesar de sus fallas. Es crítico, ahora más que nunca, descubrir que es lo que la hace tan efectiva y resaltar esas características a la vez que se busque resolver las fallas que pueda tener, particularmente a falta de alguna alternativa mejor.

 

Equidad

El concepto de equidad tiene, según quién lo diga, diversos significados, pero básicamente es la idea que todos deben ser tratados de la misma manera, sin favoritismos, imparcialmente y de manera igual. A pesar de que hay situaciones que generan inequidad en el trato, como el racismo y el sexismo, son pocos quieres argumentan que las personas deben ser sistemáticamente tratadas de manera diferente. Sin embargo, la equidad va más allá de los procesos y el trato justo, debe llegar hasta las oportunidades y resultados, y es aquí donde el debate público se calienta. La política básica de izquierda o derecha discute si los ingresos de los más ricos deben ser sujeto de mayores impuestos y redistribuidos a aquellos con menos recursos, lo cual lleva la enorme diferencia de ingresos en la mayoría de los países. Más del noventa por ciento de la población está de acuerdo en que la diferencia debe reducirse y el setenta por ciento dice que el gobierno es quien debe llevar a cabo más acciones para reducir la inequidad en ingresos. Del mismo modo, setenta por ciento de los ciudadanos están de acuerdo en que a los políticos no les importa reducir tal inequidad. Estos altos niveles de inequidad ocasiona una gran insatisfacción en la vida cotidiana de la gente.

Durante las últimas décadas en los países desarrollados se ha incrementado la disparidad de ingresos debido, por un lado, al estancamiento de salarios (particularmente en relación con la inflación) y, por el otro lado, los exhorbitantes salarios de altos ejecutivos en grandes empresas industriales y tecnológicas. La pandemia COVID-19 y sus efectos económicos, así como la reducción en el índice democrático en alrededor de una veintena de países ha ocasionado un incremento en la cantidad de pobres. Debido a estas causas, entre otras (migración, conflictos armados, etc.), los niveles de inequidad a nivel global han aumentado.

Los efectos políticos del aumento de la inequidad han sido profundos, lo cual se observa en el movimiento de las preferencias por izquierda-derecha en América y en Europa, los populistas denunciando y buscando culpables para sus fracasos y haciendo que la equidad cobre relevancia en el entorno político.

 

Solidaridad

La solidaridad es el apoyo que alguien brinda a los demás ciudadanos cuando estos atraviesan por periodos difíciles. Nuestra vida rara vez está exenta de caídas, enfermedades, desastres y diversos tipos de contratiempos, de altibajos, pues. Un debate frecuente es quién debe proveer esa solidaridad, y cuánta; ya sea el estado, organismos no gubernamentales, la iglesia, que se delimite a los ciudadanos locales, a los más pobres o a cualquiera que lo necesite, la solidaridad es un impulso humano compartido a lo largo y ancho del mundo.

En muchos de los países democráticos algunas de las políticas más populares son las solidarias: La seguridad social, los servicios de salud, educación, vivienda y comida son algunos de los rubros que alrededor del ochenta y cinco por ciento de las personas en países desarrollados piensan que el gobierno debe proveer.

La salud pública es un rubro que merece particular atención, siempre ha habido partidas destinadas para ayudar a “otros” grupos vulnerables, nada que generara mayor preocupación, pero la pandemia COVID-19 se encargó de cambiar esa percepción de riesgo de salud de manera drástica. El mundo se enfrentó q una amenaza de salud que afectó por igual a ricos y pobres, a todas las religiones y trascendió fronteras. La pandemia también evidenció la enorme disparidad del acceso a la salud e hizo gran énfasis en la solidaridad a nivel global, nos dimos cuenta que un virus que surge en un lugar tropical, en medio de la pobreza, es capaz de llegar hasta las mansiones más lujosas de cualquier zona exclusiva del mundo.

 

Seguridad

Uno de los instintos básicos del ser humano es estar seguro y sobrevivir. Sin duda, todos estamos de acuerdo que queremos seguir vivos y estar bien. El setenta por ciento(2) de las personas dicen que prefieren la seguridad sobre la libertad, con cifras más altas en aquellos países en los que ha habido guerra reciente. Desde que el ser humano tiene memoria, la guerra humana ha formado una trágica parte de la vida, aunque las generaciones actuales, globalmente hablando, no la han experimentado en persona.

La vida cotidiana es hoy más segura que en el pasado. Conservar la paz ahora es responsabilidad de expertos cuerpos policiales que están mejor capacitados y equipados para mantener el orden público. La confianza en la policía (a nivel global y de manera general) alta, más de tres cuartas partes(3) de las personas en Estados Unidles, el Reino Unido, Alemania y Japón tienen una nivel de confianza alto o muy alto en la policía. Es en los países que tienen índices de crimen y homicidios más altos, como México, Brasil, Guatemala, Afganistán, Haití, Sudáfrica, entre muchos otros, en los que la confianza en la policía es, comprensiblemente, más baja y la exigencia de seguridad es especialmente alta.

Las últimas décadas han visto un crecimiento en los niveles de violencia entre estados, ya sea terrorismo, guerras civiles, narcoviolencia o abuso de los derechos humanos. La violencia policial es también un tema toral en los debates políticos en los países desarrollados y los últimos diez años han sido los más violentos desde la Segunda Guerra Mundial con brotes endémicos de violencia como en Afganistán, pero también con crecientes índices de violencia debido al narcotráfico y los cárteles. Será posible que los solados y policías que tienen como tarea salvaguardad nuestra seguridad se purifiquen y cumplan con su misión? Esa, entre otras tareas, es uno de los objetivos de la política.

 

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(1), (2), (3) World Value Survey https://www.worldvaluessurvey.org

No existe un solo pretexto para no hacer tus sueños realidad. El Universo es completamente benevolente y siempre te dice que “sí”. Constantemente hay señales que guían tu camino, solo que no es fácil verlas y escucharlas. Para notar estos mensajes debes recurrir a tus sentidos y a tus sentimientos. Esto es tu esencia, la fuente de tu vida y aliento. Es la inequívoca esencia de experimentate a ti mismo.

Tus pretextos son los obstáculos que usas para “probar” tu destreza y habilidades, es tu campo de pruebas para que puedas elegir, ejercer el libre albedrío y luego aprender a dejarte llevar por una fuerza invisible. Cuando confías y dejas que las cosas fluyan, podrás descubrir como todo encaja sin hacer arreglos o ajustes forzosos.

¿Te atreves a seguir adelante con tus planes y sueños a pesar de los pretextos? ¿Puedes dar un salto al vacío, hacia lo desconocido, alcanzando un nuevo nivel de voluntad y experimentar tu verdadero poder y confiar en lo Divino en el universo y en ti? ¿Estás listo para para dejarte llevar y experimentar la vida plenamente, con alegría, dolor, lágrimas, enojos y amor? ¿Puedes cambiar el enfoque y aprender a ver a los obstáculos como retos que la vida te presenta para aprender sobre ti mismo, sanar tus heridas y desarrollar tus herramientas para enfrentar las adversidades? ¿Estás preparado para dejarte asombrar por lo maravilloso que eres, por tu poder infinito y los recursos ilimitados a los que tienes acceso?

En este camino encontrarás momentos en los que te sientas solo y estancado, es ahí cuando los pretextos aparecerán con mayor facilidad. Pero es ahí también cuando debes pedir señales de hacia donde ir y dar aunque sea un pequeño paso, y luego otro, y otro más. Aunque no tengas certeza de hacia dónde vas, será suficiente que te muevas hacia donde tu intuición te indique. Y si te sientes agotado, toma un pequeño descanso, respira profundo, siente el latir de tu corazón y agradece con todo tu ser las cosas buenas que hay en ti y a tu alrededor.Pronto verás que todo fluye nuevamente y te sentirás orgulloso de todo lo que has avanzado. Un día te encontrarás con que has llegado a donde tu sueño indicaba y será entonces que, con lágrimas de alegría, te darás cuenta de que es solo el primer paso de un sueño más grande y que tienes tanto por hacer, que la vida es maravillosa y el camino es infinito. Es en ese momento que experimentarás que eres invencible.

There is not a single excuse not to make your dreams come true. The Universe is completely benevolent and always says “yes” to you. There are constantly signs that guide your path, it’s just not easy to see and hear them. To notice these messages you must resort to your senses and your feelings. This is your essence, the source of your life and breath. It is the unmistakable essence of experiencing yourself.

Your excuses are the obstacles you use to “prove” your skill and abilities, they are your testing ground so you can choose, exercise free will and then learn to let yourself be carried away by an invisible force. When you trust and let things flow, you will be able to discover how everything fits together without making forced arrangements or adjustments.

Do you dare to move forward with your plans and dreams despite the excuses? Can you take a  leap of faith into the void, into the unknown, reaching a new level of will and experience your true power and trust the Divine in the universe and in you? Are you ready to let go and experience life fully, with joy, pain, tears, anger and love? Can you change your focus and learn to see obstacles as challenges that life presents you to learn about yourself, heal your wounds and develop your tools to move forward and to face adversity? Are you ready to be amazed by how wonderful you are, by your infinite power and the unlimited resources to which you have access?

On this path you will find moments when you feel alone and stuck, that is when excuses will appear more easily. But that is also when you must ask for signs of where to go and take even a small step, and then another, and another. Even if you are not sure where you are going, it will be enough for you to move where your intuition tells you. And if you feel exhausted, take a short break, breathe deeply, feel your heartbeat and be fully grateful for the good things that you are and surround you. You will soon see that everything flows again and you will feel proud of everything you have accomplished. One day you will notice that you have achieved your dream and it will be then that, with tears of joy, you will realize that it is only the first step of a bigger dream and that you have so much to do, that life is wonderful and the path is infinite. It is at that moment that you will experience that you are invincible.

Es una pregunta que nos hacemos con frecuencia, especialmente cuando nos pasa algo malo o en una mala racha.

Y la respuesta más pronta podría ser ¿y por qué no? Claro, es directa, poco empática y hasta un tanto cruel. Pero me parece que es la respuesta más realistsala que podemos obtener.

Al hacer esta pregunta, y otras tantas, quisiéramos escuchar como respuesta algo que nos asegure que cualquier asunto se resolverá de manera inmediata, sin esfuerzo, vaya, casi hasta con una disculpa sobre las molestias ocasionadas. ¡Magia!

Mientras mayor sea la amenaza, en particular cuando nuestra integridad física o emocional están en riesgo, más lo sentiremos como una injusticia de la vida. No pararemos de argumentar (tanto mentalmente como en pláticas) que hemos sido buenos y no merecemos tal castigo. Habrá un momento en particular cuando esta pregunta, ¿por qué yo?, se convierta en pensamiento central y será cuando recibimos la noticia de que padecemos una enfermedad incurable que dejará secuelas incapacitantes o nos llevará al final de la vida. Entonces nos sentimos vulnerables y perdemos la capacidad e imparcialidad de un ojo crítico y objetivo.
Elisabeth Kübler-Ross estableció la teoría de etapas que va de la negación al enojo, depresión y, eventualmente, a cierta tranquilidad que da la aceptación. Sin embargo, este proceso no brinda mucho consuelo, sobre todo para los pragmáticos, quienes más bien sucumben a cosas más banales como el enojo o aburrimiento ante situaciones que los enfrentan a su vulnerabilidad.

Enoja pensar que no podremos llevar a cabo planes por los que habíamos trabajado con tanto esfuerzo, o no ver los hitos de nuestros seres queridos, tampoco ser testigos de hechos históricos (¿el primer ser humano en Marte?).

De modo que a la pregunta ¿por qué yo? el Cosmos apenas y se ocupa en responder ¿por qué no? en un hecho de estoica ironía.

A veces nos ayuda pensar que sufrimos por una buena causa, o que el riesgo que enfrentamos le servirá a otros, en lugar de simplemente acepar el peligro o gravedad de nuestra situación. Pero la realidad es que cuando te ves inmerso en una situación adversa lo que menos quieres creer es que estás a punto de ser estoicamente condecorado como héroe, sólo te sientes impotente y frustrado.

Todos los clichés dan lugar a confirmar la crudeza de la realidad. La típica pregunta “¿Cómo estás?” viene acompañada por una regla tácita que te impide responder con completa honestidad porque en realidad nadie quiere escuchar los terroríficos detalles de tu trágica situación.

Perder la salud es algo que no pensamos hasta que sucede. Casi todo lo que damos por hecho en nuestras vidas es finito: la salud, los miembros de nuestra familia, nuestras adoradas mascotas, las personas que nos rodean, la juventud, las vacaciones y un sin número de cosas más.

Ahora que si hacemos un balance y sacamos cuentas de las situaciones buenas, agradables, felices o positivas en general, podremos ver que superan, y por bastante, a los malos tiempos. Está científicamente comprobado que notamos y recordamos más lo negativo que lo positivo, y esto tiene que ver con las raíces de la humanidad ya que era más importante recordar las cosas que ponían en riesgo la integridad. Actualmente las condiciones han cambiado drásticamente, pero esta habilidad se conserva ya que lo aprendido durante momentos peligrosos o difíciles se deben recordar en caso de que sea necesario aplicarlo en el futuro. Otro factor relevante es que culturalmente estamos acostumbrados a darle mayor relevancia a lo malo y no poner tanta atención en lo bueno.

Tal vez podríamos aprender a notar los momentos buenos, felices, y decir “¿y por qué no?” a fin de tener un enfoque más positivo y disfrutar la vida un poco más.

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Autor: Ingrid Dallal Fratz

«Jugar para un niño y una niña es la posibilidad de recortar un trocito de mundo y manipularlo para entenderlo” Francesco Tonucci.

Llevo varios días rumiando la idea de escribir sobre la importancia del juego. Hay tantos autores que han hablado de esto, que no sé qué tanto mi perspectiva pueda tener o no valor en el mundo real.

Cuando era niña (que siento que no fue hace mucho), acumulé un sin fin de millas de juego. Muchas de estas millas, fueron sin más compañía que mi imaginación; muchas otras, con mis hermanas y -por supuesto- con mis mejores amigas pasé innumerables horas inventando y creando… jugando.

Me acuerdo llegar de la escuela y cumplir con la rutina de cambiarme de ropa, ir a comer y hacer la tarea. Sin embargo, ésta última se volvió mi parte favorita del día en cuanto acomodaba a mis decenas de peluches en la cama y en sillas pequeñas, sacaba los Aquacolor para convertirlos en plumones de pizarrón (mi ventana), el cuaderno para pasar lista y me convertía en Miss Susy (una de mis maestras favoritas de la escuela, aunque nunca me dio clases). La tarea se resolvía de una manera casi mágica y las horas pasaban sin siquiera sentirlas.

En ocasiones, la sala se convertía en mi escenario favorito (literal y figurativamente). Las puertas que daban al comedor se abrían y se cerraban como telón y el estudio se convertía en aquella cabina de sonido que no debe faltar en ningún teatro. Pasé horas interminables montando las más grandes producciones al estilo Broadway y West End. Jamás faltó la falda circular que me convertiría en Liesl de La Novicia Rebelde cantando con Rolf dentro de un gazeboo o el paraguas que me permitía montar las mejores coreografías del mundo mientras de fondo sonaba I’m Singing in the Rain.

La pequeña fuente en la esquina del jardín era capaz de llevarnos a mundos submarinos llenos de criaturas de colores y plantas exóticas. Ahí, alguna vez, me encontré al Sum Sum Gomelásticum de Momo y monté en una tortuga gigante llamada Casiopea quien me llevó a conocer las flores horarias y a luchar contra los hombres grises. No muy lejos de ahí, aparecía una casita en donde las bugambilias se convertían en agua de jamaica, las suculentas en bisteces asados y la lágrima de niño en arroz o ensalada. La manguera servía de micrófono para los cantantes de moda y la pelota -llamada Ricardo- se escapaba a jugar con sus amigos sin permiso y yo -en modo mamá- lo regañaba con la ya famosa frase «Ricardo, ¡ven para acá!».

En la adolescencia, la cocina se convirtió en el set de Chepina Peralta hasta para hacer el sándwich más sencillo y mi recámara se trasformaba una vez más en los escenarios perfectos para una radionovela. Las calles -en bicicleta- eran países inexistentes en la vida real, las personas, aquellos seres que mi mente necesitaba para completar una historia. El club, el parque, el jardín de aquella casa en Chicago o las ardillas comiendo de mi mano en Alemania, todos espacios ideales para crear una historia o un juego que me permitiera entender y entenderme en el mundo.

Así, los libros, la televisión, la escuela, los amigos, la familia, los viajes, el cine, el teatro y todas mis experiencias, se entrelazaban unos con otros como neuronas haciendo sinapsis mientras yo desarrollaba un yo fuerte, un superyó lleno de dudas y cuestionamientos, un ello que me protegió y me fui convirtiendo en el ser humano que soy.

El juego siempre ha sido y será parte fundamental en el desarrollo de los seres humanos, es pieza clave en nuestra capacidad creativa y es alimento cognoscitivo, es aliado de estrategias socioemocionales y nos permite resolver problemas que de otro modo jamás serían resueltos. El juego es, también, cómplice de vida.

 

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Autor : Rebeca Dallal

Desde el primer momento que los vi sentí que eran una parte de mí, literal. Durante varias semanas pasaron muchas horas junto a mí y dependían de mi por completo; cuando mucho estaban a unos metros de distancia.

Al pasar los meses aprendieron, poco a poco, a hacer algunas cosas solos y la distancia aumentó a otros pocos metros más.

Con el tiempo pudieron trasladarse por si mismos, pero siempre dentro de mi rango de visión.

Luego empezaron a tener sus propias actividades, durante horas se iban a sus propios espacios y actividades; estos tiempos fueron en aumento hasta que llegó la pandemia y entonces, como pasó en todo el mundo, estábamos en el mismo lugar otra vez todo el tiempo.

El Covid19 empezó a ceder y fuimos reintegrándonos a nuestras actividades con los ajustes que eso implicaba y regresando a los espacios de estudio, trabajo y diversión… cada quién a los suyos.

Pero ahora, de un día para otro, así… de sopetón, estarán a 9,500 kilómetros de distancia. Y así está bien. No quiere decir que no los extrañaré, seguro lo haré, y mucho! Pero estoy segura de que a esa distancia, en ese lugar, estarán bien, encontrarán oportunidades increíbles, tendrán experiencias memorables y podrán construirse un mejor futuro.

Hoy le regalo a mis hijos la oportunidad de vivir en un lugar donde es posible vivir tranquilo en crear una vida en la que puedan encontrar y hacer las cosas que les apasionan; que llenen sus recuerdos de lugares hermosos y llenos de historia; que agreguen a sus agendas amigos de diversas nacionalidades, creencias conocimientos; que encuentren dónde desarrollar su pasión y dónde aprender lo que más les interesa.

Hoy, aunque a 9,500 kilómetros de distancia, sé que están bien y que, aunque los extrañe mucho, estoy tranquila porque ya empezaron a construir la vida que merecen.

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Autor: Edmundo Gómez O.

¡Qué gusto leerlos de nueva cuenta, mis queridos amigos de Voces! Aunque tarde, espero que este 2023 esté lleno de cosas muy buenas y que todos sus proyectos se lleven a cabo.

Decidí retomar este espacio a invitación de Rebeca (que es una excelente editora y siempre nos recuerda por aquello que la vida se va volando), y qué mejor tema para hacerlo que con algo que está en las noticias todos los días: TikTok.
Esta plataforma, heredera del poder de musical.ly, y que revolucionó el mundo de las redes sociales con su formato vertical, su fácil edición y sus múltiples filtros y efectos, ha generado muchísima atención entre las generaciones más jóvenes, y por un punto muy sencillo: el contenido.

En TikTok, no es necesario que seas un influencer con 10 millones de seguidores, puedes empezar desde un simple video, y esa es la palabra clave: sencillez. Porque para las generaciones de 8 a 14 años, ese es el gancho más natural: tomas el teléfono, abres la cámara, le pones música y un efecto y ¡listo!

¿Suena muy fácil no? Bueno… lo es. Y por ello es que esta red está arrasando y es el creador de tendencias, porque hoy los memes, trends, recetas, chistes nacen en TikTok y la facilidad de share nos permite llevarlo a Facebook, Twitter e incluso… Whatsapp. Y ese punto es el que permite que cualquier persona se sienta parte de la red, sin complicaciones.

A partir de una sesión con el curso de la CAP University, donde cualquier interesado en la creatividad para marcas puede entrar y obtener un diploma (es 100% gratuito) además de que el tiempo que invertirás, alrededor de hora y media, podrá ayudarte a entender el mantra de esta plataforma:
a) TikTok no es una red social, es una plataforma de entretenimiento.
b) El “Sound on” ha hecho toda la diferencia.
c) No necesitas una legión de seguidores, puedes aparecer en el “home” si tu contenido es de calidad.
d) No debes buscar tendencias artificiales, las tendencias nacen ahí y ahí se reproducen.

Un último punto que quiero señalar es que la herramienta te impulsa a que trabajes de la mano de los creadores, ya que ellos tienen el expertise y buscarán ayudarte a crear algo único para tu marca. La pregunta de verdad es… ¿tu marca está lista para ser TikTokizada?

Nos leemos en Twitter (todavía) @guruclef y recuerda… #ViveEnDigital

 

Autor: Julieta Martínez

Toda mi vida he escuchado que estar en la universidad me va a asegurar un buen futuro. Hablan mucho sobre los beneficios que brinda tener una licenciatura y finalmente ejercerla, pero jamás se habla de ese “inter” tan extraño que es salir de la prepa y tener que escoger una carrera a la que supuestamente te debes de dedicar toda la vida. Porque eso fue lo que más miedo nos daba a mis amigos y a mi. “Escoge bien porque te vas a dedicar a eso toda tu vida”, qué terror. 

Durante ese tiempo hicimos pruebas de aptitudes,  nos llevaron a exposiciones, test vocacionales, etc. Y sinceramente, jamás había estado tan confundida cómo en ese momento de mi vida. Era demasiada información y probablemente había resultados que no eran 100% confiables. Todo me gustaba, pensaba que podía pertenecer a todo. Probablemente muchos de nosotros tuvimos ese sentimiento tan ajeno y extraño a la hora de escoger carrera. O tal vez no, hay gente que tiene muy claro a dónde quiere dirigir su vida y me parece maravilloso. 

Y claro, ni se diga de los comentarios tan innecesarios… “No estudies aquello porque te vas a morir de hambre”, “busca una carrera que medio te guste pero que te de estabilidad económica”, “seguro estás escogiendo esa carrera porque alguien te metió ideas estúpidas en la cabeza”.

Esos y muchos más comentarios llegué a recibir sobre mis posibles elecciones de carrera. Ni se imaginan los comentarios y caras que recibí cuando escogí la buena.

Quiero aclarar que no todo fue trágico y caótico, ya que muchas personas me echaron porras, apoyaron y, principalmente, me escucharon; escucharon lo que me gustaba o interesaba. Es muy importante pedir consejos y orientación a quién uno crea que puede ser de gran ayuda. Y si tampoco quieres hacerlo, también se vale. 

Yo me acerqué a personas con diferentes profesiones a preguntarles su experiencia en la universidad y en el campo laboral, porque claro, nadie “se quiere morir de hambre” y por eso, uno anda de preguntón. 

Cuando llegó el momento de escoger carrera  sentía una ansiedad impresionante, tenía mucha responsabilidad en mí, sentía que mi elección iba a decepcionar o molestar a mi familia. Procuré leer los planes de estudio de aquellas carreras que llamaron mi atención e incluso busqué en Google, “¿De qué trabaja un psicólogo? ¿Qué tipos de psicólogos hay? ¿De qué trata la psicología?”. Honestamente a mi me sirvió para darme una vaga idea y con base a eso tomé la decisión más frustrante y emocionante a mis 17 años. 

Y sí, cuando les comenté a mis familiares que me había quedado en Psicología y no en Arquitectura (porque claro que les eché la mentira de que iba a escoger arquitectura o derecho) se infartaron, se molestaron y unos que otros me felicitaron. Sin embargo, una vez más, varios comentarios innecesarios fueron liberados. 

Y hoy puedo decirles que no me arrepiento de mi elección, pero tampoco voy a negar que llegué a dudar de si estaba en carrera correcta, principalmente porque mis primeros dos años fueron en línea… pero esa es una historia que todos ya nos sabemos. 

Finalmente, hoy que estoy cursando el sexto semestre de la carrera, llegué a tres conclusiones.

La primera puede considerarse muy egoísta, pero pienso que no debemos, ni tenemos porqué cumplir con las expectativas de nuestras familias respecto a la selección de carrera, eventualmente se les bajará el coraje, porque quienes vamos a estar 4 o más años preparándonos, vamos a ser nosotros. 

Segundo, ¡no achiquemos nuestros deseos, sueños y pasiones para estudiar algo que no nos motiva! Solo porque eso es lo que nos va a dar estabilidad económica “más rápido”. Aunque las consecuencias nos den miedo, no podemos arriesgarnos a no seguir nuestras pasiones o intereses. Y muchas, muchas veces, esas pasiones e intereses no tienen absolutamente nada que ver con lo académico. ¡Y también está bien!, porque cómo dije, eventualmente se le bajará el coraje a nuestras familias por no haber sido médico o por haber decidido vivir en la playa y dejar de estudiar en la universidad.

Y tercero, no tiene nada de negativo tener un título universitario y no querer ejercer nunca. Nuestras pasiones, sueños, intereses y deseos están propensos al cambio. La vida no se acaba por haber o no estudiado una carrera, no podemos pasar nuestras vidas angustiados por no estar donde nuestro corazoncito se sienta a gusto. 

Hoy que estoy estudiando la carrera en Psicología y tengo 20 años, puedo decir que me emociona y me llena de esperanza estudiar algo tan bonito. Me conmueve mucho estar en una carrera que no sólo me forma cómo profesionista, porque a mi parecer, eso no es lo más relevante. Sino que es una carrera que me está formando cómo ser humano y genuinamente lo aprecio mucho.

 

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Por Edmundo Gómez Ortigoza G.

Quería retomar desde hace unos días esta publicación de LinkedIn de Simulador De Vuelo respecto al Metaverso, ya que desde hace semanas (si no es que meses), me toca escuchar mucha emoción con cualquier mención del tema.

Sin embargo, yo he de confesar que tengo serias preocupaciones al respecto, y al expresarlas, gente que respeto mucho y admiro, me comentaban que fuera paciente, que los medios para acceder al metaverso llegarían con un nivel suficiente para que podamos acceder.

Por ello me animé a escribir algo un poco más prolongado y como siempre, agradeciendo a Rebeca Dallal y a Voces por permitirme tener un espacio para expresar mi opinión.

Para empezar ¿Qué se necesita para acceder al Metaverso? La respuesta parece muy simple, ya que sólo se requiere un Oculus Quest 2 VR Headset y una conexión a internet; y si, ya vi en IGS y fotos de gente de agencias y sus equipos creativos, de desarrollo, de diseño, en fin, de todo aquel que debe tener acceso a la herramienta para hacer pruebas y empezar a trabajar en soluciones para el metaverso… pero… ¿realmente quedará como una solución que el grueso de la población en México pueda tener?

Al buscarlos en Google, encontré que el costo del Oculus (o Meta) Quest 2 fluctúa entre los $7,000.00 y los $10,000.00 M.N. con diversos puntos de compra como Amazon, WalMart, Bodega Aurrera o Linio, sin embargo, el precio a mi parecer lo hace poco viable para el usuario promedio.

Ahora toquemos el punto del internet… De acuerdo con diversos sitios revisados, se menciona que para un desempeño adecuado se requiere una conexión WiFi para la primera configuración que ande entre los 53 y 68 Mbps. Ok… de acuerdo con el estudio de Digital 2022 edición México que se presentó en febrero, indican que la media de velocidad de descarga en el país es de 36.54 Mbps para equipos de escritorio y de 22.21 Mbps para equipos móviles, o sea… no le llegamos. No dudo que haya usuarios con la velocidad de descarga necesaria para el uso de la herramienta, pero… ¿realmente un usuario casual que es quien debería tener el equipo para disfrutar de todas esas nuevas experiencias tendrá la oportunidad de experimentarlo?

Quise poner un poco el dedo en el renglón, porque no cabe duda de que tendremos seguramente peticiones de clientes para entrar al metaverso, o actualmente ya hay seminarios y conferencias de personas que juran y perjuran que las ventas aumentarán por estar en el metaverso. Sin embargo, hay que decirlo, y eso fue lo que la conferencia de James Whatley me llamó la atención, sobre todo en uno de los momentos, donde al hacer un comparativo de frases señala:

“The Metaverse does not exist – But metaversal activities do.”

When people talk about the metaverse – They’re talking about gaming

The metaverse does not exist – No matter what the latest opinion piece tells you

But what if the client asks for a metaverse strategy? – If you want to do something exciting with brands in games then maybe just do that and then we can all be friends”

Y cierra con una frase lapidaria:

ANIMAL CROSSING IS NOT THE METAVERSE

O sea… si está bien padre el hype de nuevas herramientas, y mucho más en el terreno del VR, donde Mark y su equipo han tenido la mira puesta desde hace muchos años, pero dejemos de vender humo, el metaverso no es la solución mágica o la panacea que salvará los planes de marca para 2023/24/25/26, será una herramienta más, de acceso limitado, que permita construir nuevas experiencias o que sirva para activaciones separadas para quedar bien.

Aunque como siempre digo, ojalá me cierren la boca 😉

Y en el otro tema, no le tengan miedo al gaming… ya platicaremos de esto en el siguiente espacio.

Les comparto la conferencia completa de James Whatley

https://www.youtube.com/watch?v=_gQgwbkYV1w

 

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Siempre nos quejamos de que no tenemos suficiente tiempo para hacer las cosas que queremos. Entonces llega la pandemia, nos mandan a encerrarnos en casa y muchos nos quedamos sin qué hacer… de pronto tenemos mucho tiempo libre.

Pero resulta que, en lugar de ponernos a hacer lo que tanto anhelábamos cuando la cotidianeidad robaba nuestras horas, ahora nos encontramos sin hacer, con una depresión latente.

Disponer de tanto tiempo libre lo convierte, más bien, en un vacío.

Tantas lecturas pendientes, tantos libros en el estante con letras bien formaditas. Lienzos en blanco y paletas de colores ansiando ser mezclados. Notas musicales impresas esperando su turno junto a un chelo, un piano, una flauta dulce o una batería. Pero la lectura parece aburrida , la música no se escucha igual y los colores no brilla como antes. En lugar de devorar letras, palabras y páginas imaginando mundos, se transforma en una lectura falsa, deprimida y carente de emoción. En lugar de crear nuevos tonos y matizarlos para pintar paisajes nunca imaginados, los colores se apagan esperando la inspiración. En vez de que las notas musicales hagan vibrar las cuerdas, los metales o que las baquetas golpeen los tambores, los ritmos ya no nos mueven igual.

En el vacío no cabe ni la creatividad.

Tal parece que podemos equiparar estos últimos meses a lo que sucede durante un conflicto bélico. Parece como si estuviéramos viviendo una especie de fragmentación en el tiempo. Ahora bien, me parece que las condiciones que este compás de espera crea, el impacto cultural y los nuevos elementos que provocará, serán lo que genere el próximo presente de esta generación. Y sí, será comparable a lo que sucede a causa de una gran guerra.

Veamos, la creatividad es una nueva combinación de viejos elementos. La capacidad de hacer nuevas combinaciones de viejos elementos depende de la capacidad de ver las relaciones entre tales elementos. Cuando estamos en una situación como una pandemia o una gran guerra, la mente se llena de pensamientos preocupantes sobre el contagio, el distanciamiento social, el equipo personal de protección que debemos usar, la nueva variante del virus y si nuestra vacuna nos da suficiente inmunidad. La mente se da cuenta que algo no está bien y aumentan los pensamientos repetitivos y rumiantes, causando dificultad para concentrarse y dormir, y aumentando la cantidad de pesadillas. Este tipo de pensamientos repetitivos y pegajosos que no llevan a ninguna parte contrastan con los pensamientos libres y ondulantes, característicos de los sueños y la creatividad.

El pensamiento espontáneo y libre es el que nos permite ver las relaciones entre las ideas y elementos de nuestra mente; es el que ayuda a crear nuevas conexiones y ver las cosas conocidas de manera diferente. En contraste, cuando nuestra mente está ocupada con pensamientos negativos o preocupantes no hay lugar para convertir lo que leemos, vemos o escuchamos en nuevas imágenes o sensaciones ya que no hay suficientes nuevas conexiones. Del mismo modo, en nuestra mente no hay lugar para dejar que nuestros pensamientos viajen libres buscando asociarse de manera diferente permitiéndonos escribir un libro, pintar un cuadro o componer una canción.

Volvamos a la pregunta: ¿qué impacto cultural provocará la pandemia y qué nuevos elementos formarán el próximo presente de esta generación? La respuesta sólo la dará el paso de los meses o años. Será interesante ver pasar el tiempo entre oleadas de este COVID-19 y, después de un tiempo prudente de la última oleada, encontrar los elementos visuales y auditivos que identificaremos como emblemáticos del principio de la segunda década del siglo XXI.

 

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